martes, mayo 30, 2006

Tu Hada de Luz


Hay personas que uno conoce por medio de internet, personas que tu ni te imaginas que pueden llegar a ser tus amigas, personas que Dios coloca en tu camino y te iluminan, que están contigo aún cuando ni siquiera las conozcan en personas.

No sé como llamarles, amigas, cyber-amigas; pero si sé y tengo la certeza que son personas que día a día aportan algo lindo a nuestras vidas.

A veces pienso y miro hacia atrás, veo mucha gente; amigos, conocidos y me preguntó: ¿en que aportaron a mi vida? No encuentro respuesta. Pero cuando miro mi presente y veo a esa gente que he conocido por internet… me doy cuenta que las valoro mucho más de lo que ellos se imaginan.

Y es por eso que hoy quiero agradecerle a una personita que conocí hace no mucho tiempo, una chilena que está en Noruega y a quién he aprendido a conocer poco a poco, primero por sus escritos y luego por conversaciones.

Gracias a ella tengo un blog que me ha servido de terapia... de desahogo, quizás no lo actualizo tan seguido, pero sí lo hago cuando quiero botar la pena, rabia o alegría de mi pasado, presente o futuro.

Mi amiga se llama Macarena, la conocí como chinita_pitufina, hoy a ella le debo mi nuevo nick, dice que soy su HADA DE LUZ.

Gracias Maca.

martes, mayo 23, 2006

Lo siento!


Estoy apenada, jamás pensé que una frase en todo mi blog le haría daño a alguien, no fue mi intención y dañarlo me hizo darme cuenta que mi pasado puede frenar mi presente, que indirectamente me sigue dañando y a los que me rodean.

Un pena inmensa embarga mi corazón, las fuerzas que creí haber obtenido con el pasar del tiempo se esfumaron, me abandonaron, me siento sola, mirando el ocaso. Llueve afuera y llueve dentro de mi alma.

Lo siento!

lunes, mayo 22, 2006

29 de diciembre del 2002.-

29 de diciembre del 2002, recuerdo ese día como si fuera ayer.

El teléfono sonaba, mientras intentaba abrir la puerta, en cada ring mi corazón se agitaba. Venía llegando después de un día lleno de trabajo, en casa no había nadie y el teléfono no dejaba de sonar.

- Alo?
- Pamela?
- Sí, Cristina?
- Pame, tengo que decirte algo y no sé cómo.
- Que pasa? No me asustes (mi corazón estaba a mil)
- Mi abuelita.
- Que pasa con mi mamí? Le dije.
- Es que…(se hizo una pausa que me pareció una eternidad)
- Que pasa?!... dime!
- Pame, mi abuelita murió!
- Noooooo, Dios mio no, pero como?… Cristi, me voy al hospital ahora.
- Cuídate.


Solté el teléfono, creí desvanecer, pero mi cuerpo reaccionó, no me di tiempo de ponerme algo más cómodo, con tacón alto y cartera salí corriendo, no pasaba ni un maldito colectivo, las lágrimas no paraban y yo seguía corriendo.

Hice parar un colectivo:

- (Entre sollozos le dije al conductor) Al hospital por favor.
- Por supuesto, suba.


En el vehículo, el viaje fue eterno, no paré de llorar, es que no lo podía creer, el día anterior había estado con ella, se veía bien, me prometió que iba a luchar por vivir, al parecer sus fuerzas no fueron suficientes y la lucha fue poca.

Hacía un ratito atrás estaba tan feliz y de golpe Dios me daba con ésta noticia, no sabía si culparlo por mi dolor y el abandono que me provocaría o darle las gracias por calmar la agonía de mi Mami.

Llegué, mi madre me esperaba afuera y me aferré a ella en un cálido abrazo, lloramos juntas, sentí mis hombros tan pesados, tenía miedo de entrar y encontrarme con aquella escena de dolor. La tomé del brazo y caminamos por los pasillos silenciosos y fríos, nunca me gustó ese lugar, me daba pánico tan sólo pasar por fuera, pero ahí estaba, caminando por un laberinto que parecía no tener salida, yo necesitaba una vía de escape y cada vez nos alejábamos más. Íbamos camino a la morgue.

Encontramos la salida y me abalance a la puerta, aire puro, por fin respiraba aire, caminamos un poco más y ahí estaba, una construcción de cemento, alta y de puertas negras. “Si quieres, no entres” dijo mi madre, “no te preocupes, necesito verla ahora”.

Abrí la puerta de aquel gélido lugar y la vi, ahí estaba ella, me acerqué y tomé su mano, sentí la tibieza de su cuerpo, vestida con su camisón blanco, le acaricié su cabello teñido de canas, parecía dormida (desee que lo estuviera), la abracé, la becé y lloré.


Lo demás… no lo contaré… es tan doloroso que las lágrimas no me dejan escribir.

lunes, mayo 15, 2006

Tu Nacimiento.


Sentada en una silla, terminando de almorzar, supe que mi hijo nacería, un líquido blanquecino fluía entre mis piernas, un frío recorrió mi espalda y mi corazón se agitó súbitamente, no había dolor.

Xime, llegó la hora, Mateo quiere nacer”, le dije a mi madre con una sonrisa en mis labios. Tenía todo listo para este momento, nos subimos al auto camino a la clínica. Había imaginado ese momento muchas veces durante el embarazo, pero nada se parecía a lo que estaba sucediendo en mi mente y mi corazón.

El viaje se me hacía eterno, mi madre miraba de frente y yo con la mirada perdida hacia un costado del auto. Por cada segundo que pasaba, miles de imágenes se agolpaban en mi mente, “como te sientes” escuché a mi madre decir; “creo que bien” le respondí. Nos bajamos e hicimos todos los trámites necesarios para el ingreso: Llamar a mi Gineco-Obstetra, Matrona, Pediatra, Anestesista y Arcenalera y no sé cuanta gente más. El papeleo (pura burocracia).

En una silla de ruedas avanzamos por unas paredes blancas y frías… desee tanto que Alejandro me acompañará y me diera la mano. Pero a mi lado estaba ella, mi madre, tranquila, serena; extraño en ella, siempre se ha caracterizado por exagerar las cosas.

Dentro del pabellón, todo se suscitó rápidamente, no se sí fue la emoción del momento, eficiencia del personal o la inyección raquídea, (mierda, eso me dolió mucho, tenía una retención de líquido espantosa y la maldita aguja no llegaba al lugar, creo que fueron 7 intentos en mi columna ¡que dolor!).
Me tendieron boca arriba, con las piernas estiradas y tres focos apuntándome, no sentía mis piernas, una mujer a mi lado vestida de verde me tomaba la mano, y le decía a los demás que mi presión estaba subiendo, yo no sentía nada, solo quería ver a mi hijo.

21:25: hora del nacimiento y es un varón”- dijo el doctor.

El tiempo se detuvo por un par de segundos para mi, lo pusieron sobre mi pecho, estaba todo arrugadito envuelto en un paño verde, le di un besito entre lágrimas y se lo llevaron. No supe de él hasta que salí del post-operatorio de la cesárea, como 3 horas después.

Ahí estaba él, mi pequeño pollito, durmiendo como un lirón.

martes, mayo 09, 2006

Maldito Miedo.

Me pregunto porque no me quisiste, que pasó por tu mente cuando supiste que ibas a tener una hija, que pensaste de mi. Quizás no quisiste saber nada y sólo me diste la espalda creyendo que era la mejor forma de olvidarme, de olvidar que yo existo.

Me pregunto que pensarás ahora, después de largos 25 años, recordarás que una vez, por una aventura tuya, queriendo aumentar una más en tu lista, te metiste con mi madre y que fruto del amor de ella y de tu audacia se gestó una niña, una pequeña que jamás quisiste conocer, una linda nena que sitió y siente el vacío de un padre que nunca estuvo a su lado, una niña que anhelaba que su padre la tome en sus brazos y le cuente historias de su pasado, sus aventuras y todo lo que un padre puede contarle a la niña de sus ojos.

Quiero hablar contigo, saber porqué no quisiste conocerme, porqué no te has acercado aún a mi, necesito saber tantas cosas para poder dar vuelta la página y cerrar ese capítulo en mi vida.

No te pido que me quieras y me aceptes como parte de ti, solo quiero razones y las explicaciones que creo merecer.

Imagino como sería un reencuentro entre tu y yo. Te veo frío, de corazón duro y me veo a mi tan débil frente a ti, como un cristal que al menor roce se quiebra en mil pedazos. Te veo tan diferente a mi, opuestos en un cien por ciento.

Creo que no tengo el valor de buscarte, siento miedo, maldito miedo. Será que no podría aguantar un segundo rechazo.



Será muy tarde para buscarlo, seré yo quién deba dar ese paso o sigo esperando a que mi Padre llegue, sin que lo llame y me explique todas esas interrogantes que me envuelven la cabeza cada noche?

lunes, mayo 08, 2006

Inmóvil

Te vi pasando frente a mi jardín, caminabas sólo, triste y pensativo, quise en un impulso salir,
abrir la puerta y llamarte, pero algo me paró en seco, no me pude mover, no pude gritar, fue como si mi corazón quisiera hablar contigo, pero mi cabeza se apoderó de mi cuerpo sin poder esbozar una palabra y un solo movimiento

Te vi y mil cosas pasaron por mi mente, mi vida entera junto a ti pasó frente a mis ojos.
Hace tanto tiempo que no te veía, creo que hace más de 3 años, años en los que te he soñado e imaginado.

No te detuviste, no miraste, que habrá pasado por tu cabeza en ese instante, sabrás que aún sigo viviendo aquí, en esta casa de mierda que nos vió amárnos, nos vió llorar y reir tantas veces.

Tengo tantas ganas de abrazarte, de saber como va tu vida, que has hecho y dejado de hacer después que lo nuestro acabó. Te habrás casado? tendrás hijos?

Supongo que tu vida ya no es la misma, que otro amor está ocupando el amor que un día fue mío, un amor que nos juramos para toda la vida. Ese amor que nos vió crecer y que también nos destruyo y nos dejó en la agonía.

Ahora estoy de pié y no pude decirte cuanto lo siento. Perdóname por no ser lo que tu querías que fuera.

jueves, mayo 04, 2006

Mañana

Mañana será el día en que tu y yo hablemos
mañana te encontraré y te diré lo mucho que te quiero
que nunc te olvidé, que sigues arraigado en mi corazón,
jamás te fuiste y jamás te irás.
Mañana tendré el valor de hablarte con la verdad,
podré mirar tus ojos y veré mi reflejo en ellos,
ese reflejo que anhelé con behemencia,
me miraré y hablaré como siempre debi hacerlo.
Mañana preguntaré por ti y te buscaré en todas partes,
no habrá rincón del mundo que recorra por ti,
en busca de tu amor, tu cuerpo y tu corazón.
Mañana será el día aquél, el día con el cual muchas noches me desvelé,
pensando en ti, en nuestro amor,
en como sería estar junto a tí.
Mañana, no se si pueda esperar hasta mañana.